La cirugía plástica extrema o “Bodymod” es una corriente en la que se altera el cuerpo humano de forma radical en la mayoría de los casos para alcanzar el físico de otros.
Veamos algunos ejemplos de modificación corporal en los que se ha aplicado la cirugía extrema, unos emulando a personas reales y otros a personajes de ficción. Todos ellos son conocidos gracias a las redes sociales y a los programas de telerrealidad que buscan siempre los temas más impactantes para acaparar audiencia.
Carolyn – Pamela Anderson
La inglesa Carolyn Anderson le han realizado numerosas intervenciones de cirugía plástica con el objeto de parecerse a su actriz favorita: Pamela Anderson. No sabemos si el apellido de esta mujer es verdadero pero sí que se ha operado hasta ocho veces el pecho y que asiduamente recurre al botox.
En la prensa británica la denominan “Scouse Pammie”, Scouse porque así se conoce a los habitantes de Liverpool y Pammie como diminutivo de Pamela. Se comenta que sus implantes mamarios explotaron en una mesa de bronceado, aunque tampoco se sabe si es cierto.
Kim Kardashian en la piel de un hombre
El maquillador profesional Jordan James Parke se enamoró de la televisiva Kim Kardashian en un reality y lleva gastados unos 120.000 euros para parecerse a ella. Se ha sometido a implantes de labios, tatuajes en las cejas, rellenos de mejillas, botox y muchas más operaciones.
Jordan ha tenido problemas con algunos de sus retoques en los labios y en 2015 acudió al programa de televisión Botched, en el que se muestra cómo arreglar los desperfectos derivados de las cirugías.
Un chico a lo Madonna
Adam Guerra, de 27 años, lleva más de una década intentando parecerse a Madonna. Esto le ha supuesto 18 operaciones de cirugía plástica.
Adam, que se hace llamar Venus D Lite, actúa imitando a Madonna a la perfección. Tiene un armario lleno de ropa y calzado idénticos a la reina del pop e incluso ha contratado al instructor de baile que acompañó a Madonna en sus giras para que le enseñe a moverse como ella.
El “doble” de David Beckham
Jack Johnson es un joven británico de 19 años que sueña con parecerse a su ídolo David Beckham, del que no solo le gusta su físico sino también su estilo de vida. Se ha sometido a intervenciones de relleno de labios, retoques en la barbilla, inyecciones de bronceado, bótox y aún le queda realizarse una reducción de estómago.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del joven, no ha obtenido mucho parecido y ha sido criticado porque el dinero que ha invertido en ello provenía de la prestación social por desempleo.
La chica iraní que se parece a Angelina Jolie
Sahar Tabart, admiradora iraní de Angelina Jolie, ha entrado varias veces en el quirófano para conseguir la mirada felina y los labios sensuales de la actriz. Se rumorea que se ha operado hasta en 50 ocasiones, pero ella asegura que han sido solo tres: una para una reducción abdominal, otra para una operación de nariz y, la última, para un aumento de labios.
A pesar de que el resultado es evidente (y discutible), Sahar manifiesta que su intención no era parecerse a la actriz ni tampoco a la que muchos encuentran también parecido, la novia cadáver de Tim Burton.
Valeria Luckyanova, la Barbie que se cansó de serlo
Valeria Luckyanova, modelo moldava residente en Ucrania, buscaba ser una réplica de Barbie en la vida real. Para ello, le realizaron múltiples cirugías de aumento de pecho y le modificaron los rasgos de su cara. Con un exagerado maquillaje, una dieta estricta y un entrenamiento físico extremo, había conseguido ser como la extradelgada muñeca.
Pero Valeria se ha cansado de su aspecto plastificado, de no poder casi sonreír, de emplear horas en maquillarse, de cumplir una dieta a base de vegetales licuados y de estar todo el día en el gimnasio y ahora desea llevar una vida más normal.
Victoria Wild, la muñeca hinchable humana
La meta de Victoria Wild, de 25 años, era convertirse en una muñeca hinchable. Para conseguirlo se ha sometido a numerosas operaciones de cirugía plástica como una rinoplastia, tres aumentos de pecho, tratamientos con botox, implantes permanentes en los labios y algunas intervenciones en los glúteos.
El marido italiano de Victoria, con quien comparte el fanatismo por las muñecas hinchables, ha sido quien ha costeado las intervenciones.
Justin Jedlica, el Ken humano americano
Dicen que el americano Justin Jedlica de 36 años se ha sometido a más de 550 operaciones de estética para cumplir su deseo de ser el Ken humano. Le han realizado cinco rinoplastias, cuatro cirugías de hombros, varios implantes en abdominales y glúteos, rellenos en las mejillas, el pecho, la espalda, los bíceps, los labios, le han levantado las cejas y un sinfín de intervenciones.
El importe que ha gastado hasta ahora asciende a los 560.000 euros, pero lo considera bien empleado porque se encuentra muy satisfecho con el resultado. Tiene una verdadera pasión por la cirugía plástica y su madre es una de sus fieles seguidoras. Ha conseguido que se le conozca como el “Muñeco Ken humano”.
Rodrigo Alves el Ken humano brasileño
El brasileño Rodrigo Alves, de 32 años lleva tiempo sometiéndose a operaciones de cirugía estética para ser un hombre perfecto y también se ha puesto como modelo a Ken, la pareja de la muñeca Barbie. Le han realizado implantes de pelo, liftings, liposucciones en la barbilla y el cuello, rellenos en bíceps y hombros, etc.
Ha manifestado que de pequeño era gordo y poco agraciado y sufrió mucho por ello, pues estaba convencido que nació en el cuerpo equivocado. Ahora se siente orgulloso de la imagen que le devuelve el espejo.
La chica que se encierra en un corsé para ser Jessica Rabbit
Penny Brown, australiana de 25 años, ansía tanto parecerse a Jessica Rabbit que está sometiendo su cuerpo a procedimientos extremos. En los dos últimos años le han realizado dos aumentos de pecho y disminuido la cintura de 96 a 56 cm. Lleva un corsé de acero 23 horas al día que le constriñe los órganos, tanto que casi no le permite comer, ni conducir y le resulta complicado sentarse, agacharse e, incluso, dormir.
Brown dice: “He tenido problemas con mi imagen corporal y he tenido la autoestima baja la mayor parte de mi vida, pero cuando llevo el corsé me siento como en una armadura o envuelta en un manto de seguridad…Mi apariencia es mía y me encanta el aspecto de mi cuerpo. La figura de Jessica Rabbit es sensual, poderosa y extrema, y es un placer replicarla en la vida real”. Su marido apoya su decisión y considera que la figura actual de Penny es excitante y nada convencional.
La Jessica Rabbit sueca
«Mi cuerpo es mi lienzo y mi vida es la galería en la que muestro mi arte«, eso es lo que opina Pixiee Fox, una modelo sueca residente en Estados Unidos que ha encontrado su inspiración también en Jessica Rabbit, el personaje de dibujos animados. Esta chica es todo un fenómeno en las redes sociales, pues participa activamente en Instagram y cuenta con miles de seguidores.
Se ha sometido a más de 200 cirugías plásticas. Le han extraído seis costillas para conseguir una cintura extremadamente delgada, aumentado el pecho cuatro veces, realizado rellenos labiales, modificado la mandíbula, levantado las cejas, cambiado el color de los ojos, retocado la nariz y las orejas. Pixiee está muy satisfecha con el resultado.
Krystina, una caricatura humana
Durante unas vacaciones en Ibiza, le hicieron una caricatura a Krystina Butel y, en ese momento, decidió que quería ser exactamente como el dibujo. “La caricatura tenía senos como balones de playa, labios grandes y una cintura pequeña. Todo en ella era exagerado. Estaba celosa de ella y en ese momento supe lo que quería ser en la vida”, manifestó.
Cinco aumentos de pecho, tatuajes de cejas, delineación de labios, inyecciones de botox, tratamientos de mandíbula, blanqueamiento de dientes, estiramiento de cuello, extensiones de pelo, dos rinoplastias y una labioplastia son las cirugías plásticas y tratamientos con los que Krystina está haciendo realidad su sueño y, como guinda, ha dado a sus pezones forma de corazón.
No dudamos que muchas personas hayan encontrado la felicidad gracias a la cirugía plástica extrema, pero los profesionales tienen el deber de aconsejar a sus pacientes y el derecho a negarse a realizar una intervención que consideren excesiva o en contra de su ética.
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