La pandemia del coronavirus ha supuesto un antes y un después en nuestras vidas. No solo por lo dramático de la situación, sino que también ha conllevado ciertos cambios de hábitos. Entre otras cosas, nos ha obligado a llevar una mascarilla que ha ocultado una buena porción del rostro. A muchos esto les beneficiaba porque les permitía disimular algún defecto de la cara, pero al verse de nuevo sin ella, han comenzado a avergonzarse de su nariz, de su boca o de sus arrugas y se han planteado recurrir a la Cirugía Plástica.
El rostro durante la pandemia
Con la mascarilla la zona de la cara que más se ha dejado ver ha sido la frente y los ojos, por eso, muchas personas han potenciado su mirada. Han cuidado especialmente las cejas, las pestañas y los ojos. Los lápices perfiladores, las máscaras y los rizadores de pestañas han trabajado a pleno rendimiento.
El hecho de llevar mascarilla lo han asimilado de forma distinta cada persona. Para los menos agraciados es toda una ventaja porque así ocultan sus defectos. Por el contrario, los más guapos, están deseando erradicar de una vez por todas el tapabocas de su cara para volver a lucir su belleza.
El rostro después de la pandemia
A partir del momento en que se han ido relajando las medidas y se ha permitido retirar los tapabocas al aire libre, muchos han preferido dejárselos no solo por prevención sino porque se veían mejor con ellos. Es curioso que algunos niños han manifestado sentirse más cómodos con la mascarilla en el patio de los colegios, incluso han manifestado tener vergüenza de enseñar sus caras desnudas.
A los que hemos conocido únicamente con tapabocas, cuando los hemos visto sin ellos nos ha sorprendido su rostro (a veces para mal y otras para bien). No éramos capaces de imaginar el resto de los rasgos que quedaban ocultos. De hecho, muchos aún prefieren fotografiarse con mascarilla.
El hecho de que la mayoría de las mascarillas se sujeten en las orejas hace que estas se despeguen de la cabeza. Si, además, la persona lleva el pelo corto o está calvo esto se evidenciará más.
La Cirugía Plástica después de la pandemia
Aunque parezca mentira, la Covid 19 ha impulsado las correcciones estéticas y en los últimos meses se están multiplicando las operaciones de Cirugía Plástica. Excepto en el periodo del estado de alarma en el que no se permitían realizar intervenciones que no fueran estrictamente necesarias, en estos dos años no se ha dejado de operar de estética.
Los rasgos de la cara que más se están retocando en la actualidad son:
- La nariz. Al liberar la cara de la mascarilla, el apéndice nasal queda completamente visible y se notan sus defectos: un tamaño excesivo, la desviación de tabique nasal o la punta ancha. Para arreglar todos estos inconvenientes existe la rinoplastia que, además de ser una operación estética, puede mejorar la respiración.
- Las bolsas bajo los ojos. La blefaroplastia es la intervención que sirve para quitar esas bolsas debajo de los ojos y el exceso de piel. Son absolutamente antiestéticas y denotan el paso del tiempo.
- Las arrugas de la cara. Al envejecer, además de las “patas de gallo” en torno a los ojos, surgen otras arrugas repartidas por todo el rostro. A través de la Cirugía Plástica se pueden eliminar, entre otras, las marcas de marioneta, el código de barras, etc., que delatan la edad.
- Las arrugas de la frente. Con o sin mascarilla los pliegues en esta parte de la cara se ven sí o sí, pero al dejar libre solo la frente y los ojos, cualquier defecto se nota más. Se puede hacer un lifting fronto-temporal para alisar esa zona.
- Las bolsas de Bichat. Con los años, surgen en las mejillas unas bolsas que se asemejan a la cara de los perros bulldog. Mediante una técnica mínimamente invasiva se puede adelgazar la cara y resaltar los pómulos. Esta es una de las operaciones del rostro más demandadas actualmente.
- Las orejas de soplillo. Si una persona tiene los pabellones auditivos despegados de la cabeza se pueden aproximar mediante una sencilla intervención denominada otoplastia y que da muy buen resultado.
- La boca. Unos labios poco voluminosos no resultan nada apetecibles, con un tratamiento estético de relleno es posible conseguir la carnosidad adecuada. También se puede optar por una queiloplastia, intervención que puede realizarse para aumentar, disminuir o corregir aquellos labios que se han visto alterados por un accidente o un tumor.
Puede que al retirar la mascarilla después de tantos meses usted comience a cuestionar la belleza de algunos rasgos de su rostro. Para encontrar la solución adecuada, acuda a la consulta de un cirujano plástico y que le aconsejará lo mejor en su caso.
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