Existe una gran cantidad de literatura acerca de si hay que cambiar las prótesis mamarias o no y hay un plazo que se da como clave para hacerlo que son los 10 años una vez implantadas.
Pero ¿Qué hay de cierto en esto?
La aparición de nuevos materiales, que van sustituyendo a los anteriores en un tiempo cada vez más corto por un lado y la experiencia con los que se han venido utilizando por otro, nos llevan a decir que no hay porqué cambiar las prótesis mamarias en un plazo de 10 años.
El origen de esta creencia viene dado por la recomendación que dio en su día la FDA Norteamericana (U.S. Food and Drug Administration) y que se refería a la necesidad de sustituir cada diez años los implantes de gel cohesivo de silicona.
Pero esta información ya está superada y la experiencia nos dice que no hay por que cambiar las prótesis mamarias a los diez años, sean o no de gel cohesivo de silicona. Por otra parte actualmente los fabricantes de prótesis indican que estas tienen una duración de por vida.
¿Cuándo habrá que cambiar las prótesis mamarias?
Las prótesis mamarias habrá que sustituirlas en los casos en que se rompan, degraden o exista una contractura capsular.
Roturas de prótesis mamarias:
Hay varias estadísticas acerca del porcentaje de roturas de prótesis mamarias y este ronda el 1%.
Casi siempre la rotura se va a deber a un traumatismo, esto es, un golpe contra un objeto que ha incidido de forma más o menos punzante contra el pecho.
Cuando una rotura se produce podrá haber signos que la delaten como irregularidades, forma asimétrica o endurecimiento, pero también puede pasar que no haya signos externos.
En este apartado tenemos que decir que las prótesis de suero salino son más sensibles a la rotura que las de silicona, ya que la solución salina al ser más líquida podrá escapar por roturas más pequeñas, pero como contrapartida tiene la ventaja de ser completamente inocua para el organismo que la absorberá sin problemas.
Hay un mito a este respecto muy extendido que es la rotura de los implantes en el avión, supuestamente al elevarse el avión y producirse una menor presión los implantes se hinchan y explotan, aunque según otra versión es al bajar, cuando la presión aumenta, cuando explotan los implantes mamarios, eso sí, esto solo le puede ocurrir a una famosa. Tenemos que decir que esto es totalmente falso y no conocemos ningún caso que se haya producido.
Contractura capsular:
Las prótesis son un cuerpo extraño para el organismo que reacciona produciendo una capsula hecha principalmente de fibras de colágeno, que no distorsionará estéticamente, ni tampoco será una molestia para la mujer. Este es el proceso normal, pero cuando la cápsula crece desmesuradamente en torno a las prótesis se produce una tensión sobre los tejitos colindantes y un endurecimiento de los senos que se vuelven molestos e incluso dolorosos y también se pueden producir deformaciones.
Está demostrado que las contracturas capsulares van siempre ligadas a la presencia de unas bacterias conocidas como “biofilm” a las que el cuerpo ataca en ocasiones de forma desproporcionada, como ocurre con las alergias. El mayor riesgo de que aparezca el biofilm es durante la intervención por lo que es muy importante que la manipulación de la prótesis sea durante el menor tiempo posible y con todas las medidas de higiene y seguridad que están bien definidas en el protocolo de estas intervenciones.
Una vez que se ha detectado la contractura capsular y dependiendo del grado de evolución de la misma podrá ser tratada primeramente con antibióticos que ataquen a las bacterias y a veces han dado buen resultado medicamentos indicados para el asma (que se produce también por una reacción del cuerpo desproporcionada a un agente externo). También en los primeros estadios es posible la aplicación de ultrasonidos, que en ningún caso sustituirán a los antibióticos, pero que si podrán disminuir el encapsulamiento.
Cuando las cápsulas estén muy desarrolladas habrá que cambiar las prótesis mamarias.
Existe un mito sobre los masajes para evitar las contracturas capsulares, es evidente que los masajes no pueden incidir sobre la causa que es la aparición del biofilm y la desmesurada respuesta del organismo contra él.
Es importante hacer un seguimiento de las mamas de forma regular, con exploraciones y mamografías, ya que si se detecta a tiempo cualquier problema puede tener una solución menos traumática.