Eliminar un tatuaje se está convirtiendo en un hecho de lo más habitual. Antes un tatuaje era algo reservado a colectivos marginales y tal vez artísticos, al menos en los países occidentales, pero ahora se han popularizado de tal manera que se calcula que hay aproximadamente unos 1.000 millones de personas en el mundo que han sido tatuadas. Pero ¿qué ocurre si nos cansamos del tatuaje?
¿Cómo se hace un tatuaje?
Los tatuajes se realizan inyectando tinta a una profundidad aproximada de entre un milímetro y un milímetro y medio en la piel, en la dermis, ya que es más estable que la epidermis (la capa más externa) y la tinta no se borrará. El proceso consiste en ir haciendo multitud de pequeñas perforaciones (lo que en la pintura sería el movimiento puntillista) donde se depositan las gotas de tinta hasta realizar el diseño deseado. En la antigüedad este proceso se hacía con palos de madera y luego con agujas metálicas que se introducían repetidas veces, pero en la actualidad se hace con maquinas que taladran la piel, en un movimiento de vaivén similar al que hacen las máquinas de coser, de forma que el tatuador solo tiene que sostener esta máquina a la distancia adecuada e ir superponiéndola por el diseño previamente dibujado, mientras acciona el mecanismo con un pedal.
Las agujas empleadas deberán estar debidamente esterilizadas y ser desechables, nunca se deberán reutilizar ya que podrían transmitir enfermedades como la hepatitis C o el SIDA. Existe una gran variedad de formaciones de agujas dispuestas en batería que facilitan el trabajo del tatuador ya que perforan simultáneamente en cada movimiento y dependiendo del set seleccionado dibujaran una línea recta por ejemplo de 10 taladros perfectamente alineados o con la curva en la que estén dispuestas.
En primer lugar se hacen los contornos por lo general con tinta negra y una aguja redonda para después ir haciendo los rellenos de colores con sets de múltiples agujas en forma de peine.
Las tintas utilizadas pueden ser de origen vegetal o bien acrílicas hechas a base de metales, las primeras no suelen causar reacciones alérgicas, pero sus colores no son tan vivos como las acrílicas y los tatuajes se decoloran con más rapidez.
Los tatuajes en la cirugía reconstructiva
En la cirugía de reconstrucción mamaria el tatuado del pezón y la areola será el último paso para completar la recuperación de los pechos.
Este pasado 16 de mayo de 2017 se aprobó en la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales del Congreso de los Diputados una proposición no de ley para que la micro pigmentación del complejo pezón – areola sea incluida en la cartera de servicios de la sanidad pública española como parte de la cirugía reconstructiva tras mastectomía que se realiza de forma gratuita y que hasta la fecha no era contemplada.
La proposición que fue apoyada por todos los grupos parlamentarios de la cámara era una petición de la SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética). La SECPRE a través de su presidente el Dr. Carlos del Cacho se congratuló de este hecho que señaló como el necesario punto final de la reconstrucción mamaria que tanto beneficio psicosocial aporta a las mujeres afectadas.
Eliminar un tatuaje con láser
La luz pulsante es el método eficaz para la eliminación de un tatuaje de forma profesional. Este láser comercializado con el nombre de “Q-switched” se basa en la fragmentación de las partículas de tinta al recibir la luz láser con una longitud de onda de alrededor de los 1064 nm en otras más pequeñas que se dispersaran por las capas inferiores de la piel y luego serán absorbidas por el sistema linfático de forma gradual.
El procedimiento es mucho menos doloroso que el hacer el tatuaje y se utilizan cremas anestésicas y frío durante su realización. Una sesión para eliminar un tatuaje puede durar alrededor de 20 minutos en la que se podría tratar una superficie de unos 100 centímetros cuadrados, si fuesen necesarias más sesiones para una misma zona habría que esperar aproximadamente un mes y medio para una segunda sesión.
El éxito a la hora de eliminar el tatuaje va a depender de varios factores:
- Profundidad del tatuaje.- Cuanto más profundo se haya realizado el tatuaje más difícil será su eliminación.
- Tiempo del tatuaje.- Cuanto menos tiempo tenga un tatuaje más fácil será eliminarlo. Es recomendable esperar al menos 6 meses después de haberse hecho un tatuaje para quitarlo.
- Colores del tatuaje.- El negro y el azul oscuro son los colores que más fácilmente se descomponen y por tanto son los que serán eliminados en primer lugar, mientras que los verdes, amarillos y blancos son más resistentes a la fragmentación con luz pulsada y el rojo será el que más cueste de todos.
- Tipo de tinta del tatuaje.- Las tintas de origen vegetal se eliminarán con mayor facilidad que las acrílicas. Aquellas tintas que contienen óxidos de titanio o ce zinc son las más resistentes a la eliminación y pueden necesitar de varias sesiones.
Tras cada sesión con luz pulsada se deberán seguir los siguientes cuidados:
- Crema antiséptica y antinflamatoria.- Se deberá usar al menos hasta 10 días después de cada sesión.
- Evitar el sol.- En las zonas donde se ha realizado el tratamiento, es conveniente además no exponer estas zonas a mucho calor y evitar el sudor en las mismas.
- Evitar las infecciones.- Que se podrían producir por ejemplo en piscinas y baños públicos.
- No rascarse.
Métodos caseros para eliminar un tatuaje
Existen métodos caseros para eliminar un tatuaje pero no serán tan efectivos como el laser y en la mayoría de los casos puede ser bastante peligroso:
- Con cremas.- Hechas a base de ácido tricloroacético. No es un método agresivo pero hay que seguir estrictamente las instrucciones y no pasarse. Se aplican como si fuera un masaje. Pueden dejar la piel ligeramente blanqueada.
- Aloe vera.- (o Sábila) se debería aplicar la savia de esta planta cada dos días, desde luego es excelente para la piel y la curación de heridas pero la verdad es que dudamos mucho de su efectividad para quitar un tatuaje.
- Sal.- Se hace una mezcla de agua con sal y se frota el tatuaje con una piedra pómez. Es un método doloroso y que no penetrará lo suficiente para eliminar la tinta completamente, pero conseguiremos muy probablemente unas buenas quemaduras y heridas.