El enrojecimiento facial, también llamado rubor facial o flushing, consiste en un sonrojo severo de la cara sin motivo aparente ni consciente. Los desencadenantes son los mismos que originan la hiperhidrosis (sudoración exagerada de las manos o las axilas). Donde se manifiesta de forma más evidente el enrojecimiento de la piel es en el rostro, el cuello, el escote y la parte superior del abdomen. El rubor facial puede ir acompañado de sensación de calor, adormecimiento u hormigueo de la cara.

Causas psíquicas del enrojecimiento facial

En general, el sonrojo se da cuando el individuo se ve envuelto en situaciones que le provocan estrés. Ruborizarse es normal, pero hacerlo por todo no. Ponerse rojo por hablar en público o por teléfono, porque alguien diga tu nombre o afrontar cualquier situación para la mayoría cotidiana hace sufrir a mucha gente.

El rubor facial puede convertirse en un serio problema para algunos, impidiéndoles desarrollar una vida social y laboral normal. Hay personas que no son capaces de encontrar pareja, dejan sus estudios o el trabajo porque no pueden aguantar el estrés que les produce su propio rubor. En estos casos, se aconseja acudir al especialista para que examine el caso y aplique el tratamiento adecuado.

Causas físicas del enrojecimiento facial

Ante situaciones de estrés, nervios o miedo se dispara nuestro sistema de emergencia. Con estas emociones la sangre circula a mayor velocidad porque el cuerpo entra en estado de alerta. El cuerpo no es capaz de reconocer si la persona está nerviosa porque se enfrenta a un peligro o porque se avergüenza o siente estrés. En esas ocasiones es cuando el organismo activa un sistema defensivo haciendo circular más sangre en el cuerpo. Los efectos son: el rostro se llena de sangre, las manos sudan, el corazón se acelera y aumenta la frecuencia de la respiración.

Técnicamente, el sonrojo facial por la sobreestimulación del sistema nervioso simpático que provoca la dilatación de los vasos sanguíneos faciales y la estimulación de las glándulas sudoríparas, ocasionando el enrojecimiento.

Tratamientos para el enrojecimiento facial

Cuando un paciente llega a una consulta con rubor facial le puede atender un psicólogo, un psiquiatra o un cirujano torácico. El profesional se ocupará de examinar el caso y, dependiendo de donde esté el origen del problema, aplicará una técnica u otra.

Los tratamientos empleados van en función de la gravedad del caso. Desde la psicoterapia, con la terapia cognitivo-conductual o la ingesta de fármacos que atenúen los síntomas hasta la cirugía en último extremo.

Tratamiento psicoterapéutico

A veces, el rubor facial se debe a problemas de relación o inseguridad de la persona, por lo que habría que aplicar terapias psicológicas. No solo hay que terminar con la causa del estrés, sino también evitar el sufrimiento que provoca el enrojecimiento facial.

Es fundamental tratar la fobia social de la persona, que el paciente desarrolle seguridad en sí mismo y aplique la calma para controlar la situación conflictiva.

Tratamiento farmacológico

El enrojecimiento facial es muy común entre la población. Puede producir trastornos sociales a las personas que lo padecen, incluso cuadros psiquiátricos de difícil manejo, como alteraciones del ánimo, fobias y conductas aberrantes.

El tratamiento farmacológico está directamente relacionado con el psicológico. Si la terapia psicológica no ha dado resultado, habrá que recurrir al suministro de fármacos. Mediante betabloqueantes, ansiolíticos y antidepresivos la persona con enrojecimiento facial podrá controlar el estrés. Los antidepresivos están especialmente recomendados para tratar la fobia social.

Tratamiento quirúrgico

Esta última opción está reservada para casos muy severos de enrojecimiento facial o cuando no se responde a los fármacos. La cirugía es similar a la que se usa para tratar la hiperhidrosis, la simpatectomía toracoscópica. Se realizan dos pequeñas incisiones (de 1,5 a 2 cm) a ambos lados del tórax para introducir un endoscopio y localizar la cadena simpática que controla el rubor facial. Consiste en seccionar la cadena a la altura del segundo ganglio simpático.

Esta operación, que NO realiza el Dr. Mayo, se hace con anestesia general, con un ingreso de 24 horas. El paciente puede volver a hacer una vida normal una semana después de la intervención. El éxito de esta técnica es muy alto, se cifra en más de un 80% en el rubor facial y el 100% en la hiperhidrosis. Lo mejor, es que el resultado es inmediato.

Hasta hace poco el sonrojo social se consideraba una reacción fisiológica normal provocada por situaciones sociales y la medicina no se ocupaba de él. Sin embargo, ahora se piensa que es importante tratarlo porque en muchos casos el enrojecimiento facial mina la calidad de vida de la persona que lo padece. Se puede afirmar que el rubor facial es un problema biológico con consecuencias psicológicas. La prueba está en que los pacientes que se tratan o se operan de ello, admiten que su vida ha mejorado considerablemente.

El Doctor Mayo no realiza esta cirugía