La Cirugía Plástica y la Iglesia Católica

Cirugía, Estética

La Cirugía Plástica y la Iglesia Católica han tenido sus más y sus menos. Hubo un tiempo, incluso, en que las autoridades religiosas afirmaban que las operaciones de estética eran un pecado porque no respetaban la obra de Dios. El ser humano no debía enmendar lo que había creado el Señor. Aunque la Iglesia ha ido suavizando su postura, sigue cuestionando estas intervenciones cuando no atienden a razones médicas.

La Cirugía Plástica y la Iglesia Católica

La Cirugía Plástica y la Iglesia Católica

La aversión de la Iglesia Católica hacia la Cirugía Plástica viene de lejos, en concreto desde el siglo XVI. El protagonista fue Gaspare Tagliacozzi, médico italiano considerado el precursor de la rinoplastia, que se ganó la excomunión.

Gaspare Tagliacozzi, doctor que hizo grandes aportaciones a la Medicina

La ciudad italiana de Bolonia alberga la universidad más antigua del mundo que no ha cesado su actividad desde el año 1088. En el histórico Palacio del Archigimnasio, antes sede de la Universidad, se encontraba el Teatro Anatómico. Era una sala dedicada al estudio de la Anatomía humana con numerosas esculturas, algunas de ellas talladas como si no tuvieran piel para que fueran visibles los músculos.

También conserva estatuas de famosos médicos como Gaspare Tagliacozzi, Catedrático de Medicina de la Universidad de Bolonia que, a falta de una, tiene dos. En una se le representa sujetando una nariz en su mano derecha y, en la otra, la sostiene en la mano izquierda.

Este médico fue el primero en Europa en utilizar injertos de piel para reparar las heridas traumáticas de la cara. Se dedicó a la rinoplastia, a la reconstrucción labial y a la otoplastia y sus fundamentos científicos aún hoy siguen siendo un referente. Tras muchos años de investigación, Tagliacozzi publicó en el año 1597 De Curtorum Chirurgia per Insitionem, un tratado en el que asentaba las bases de la rinoplastia y de la otoplastia. En el estudio aunaba técnicas de cirugía antiguas con sus descubrimientos y detallaba los cuidados postoperatorios.

El Vaticano excomulgó a Tagliacozzi porque afirmaba que sus cirugías interferían en los designios divinos. Por aquél entonces una epidemia de sífilis arrasaba en Europa y una de sus secuelas era que se deformaba la nariz. La Iglesia estaba convencida de que esta enfermedad era un castigo divino y la única forma de curarla sería mediante la oración. Por extensión, las autoridades religiosas no aprobaban ninguna intervención de Cirugía Plástica, impidiendo que evolucionara esta especialidad.

Gaspare Tagliacozzi murió en 1599 y, siguiendo sus deseos, le enterraron en la iglesia de San Juan Bautista. Las monjas del convento comenzaron a escuchar voces durante la noche e interpretaron que eran mensajes de condena desde el más allá. El Santo Oficio decidió exhumar su cuerpo y enterrarlo en tierra no sacra. Esto indignó a sus contemporáneos, obligando a celebrar un juicio post-mortem y, finalmente, devolvieron sus restos al convento.

El trabajo de Tagliacozzi quedó en el olvido hasta que en el siglo XIX los cirujanos Karl Ferdinand von Gräfe y Joseph Constantine Carpue retomaron sus procedimientos aportando interesantes mejoras.

La Iglesia Católica “acepta” la Cirugía Plástica en el siglo XX

No fue hasta el año 1960 cuando la Iglesia Católica se “reconcilió” con la Cirugía Plástica. El papa Juan XXIII reunió a los médicos que acudieron al XII Congreso del International College Surgeons en Roma para comunicarles que les daba luz verde para ejercitar su profesión con el objetivo de ayudar al prójimo.

La Iglesia Católica acepta la Cirugía Plástica solo cuando tiene fines médicos o terapéuticos. Si las intervenciones de estética se realizan por vanidad convierten a la persona en su propio ídolo y la religión no permite que se admire a otro que no sea Dios. Considera la Cirugía Plástica como una forma de opresión y prefiere dedicarse a embellecer el ser interior para tener un corazón grande y generoso.

La Cirugía Plástica a partir de 1960

La Cirugía Plástica se empezó a popularizar en las décadas de los 60 del siglo XX. Cuando en los años 70 algunos personajes públicos admitieron haberse operado muchos seguieron su ejemplo al ver los buenos resultados.

Como todo en Medicina, las técnicas se han ido perfeccionando y la Cirugía Plástica ofrece soluciones a prácticamente todos los problemas estéticos y médicos. La rinoplastia corrige una nariz desviada, grande o con dificultades para respirar. Las mamoplastias (de aumento y de reducción) dan el volumen adecuado a los pechos y la mastopexia los eleva. La otoplastia elimina las orejas de soplillo y la blefaroplastia quita las bolsas debajo de los ojos. La liposucción (en papada, brazos, cintura, caderas, piernas, etc.) suprime la grasa sobrante. Todas estas técnicas ayudan a mejorar el rostro y la figura.

No hay por qué conformarse con una nariz excesivamente grande, unos pechos demasiado pequeños, unas orejas despegadas o cualquier signo de envejecimiento. La Cirugía Plástica puede solucionar todos estos problemas y ayudar a recobrar la autoestima.

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