La sustancia

Cirugía, Estética

La película La sustancia, una alegoría del cuerpo y la obsesión por la juventud

La sustancia

La película The Substance (2023), dirigida por Coralie Fargeat y protagonizada por Demi Moore y Margaret Qualley, ahonda en el tema de la obsesión por la juventud y los ideales de belleza. Ofrece una crítica a las presiones estéticas que la sociedad impone, especialmente sobre las mujeres, y vincula estas expectativas con las intervenciones exageradas en el cuerpo, como la Cirugía Plástica extrema.

La trama y su relación con la transformación corporal

En La sustancia, Demi Moore interpreta a una actriz envejecida que busca recuperar su fama y vitalidad sometiéndose a un procedimiento experimental. Esta «sustancia» promete devolverle la juventud y el atractivo que marcó su carrera. Sin embargo, esta transformación tiene límites: el nuevo cuerpo joven, interpretado por Margaret Qualley, solo puede usarse durante siete días consecutivos antes de que comiencen consecuencias catastróficas. El problema surge cuando rompe esas condiciones, desencadenando unos efectos devastadores en el cuerpo y la mente de la protagonista.

La trama establece un paralelismo entre la Cirugía Plástica y otras intervenciones estéticas. En la vida real, estos procedimientos también prometen «rejuvenecer» y acercar a las personas a un ideal de belleza que resulta inalcanzable. La película deja claro que estas soluciones son temporales y que, si se abusa de ellas, pueden conducir a consecuencias tanto físicas como psicológicas devastadoras.

Demi Moore y el peso de los ideales de belleza

El hecho de haber elegido a Demi Moore como protagonista no es casual. Fue un ícono de Hollywood de los años 90 y se ha especulado mucho sobre su apariencia física y si se ha realizado algún procedimiento estético. Su papel en La sustancia le permite subvertir estas narrativas, usando su experiencia personal para interpretar a una mujer atrapada entre las expectativas sociales y su deseo de preservarse joven y deseable. Este enfoque también resalta la tensión entre la percepción pública de los cuerpos femeninos y las experiencias reales de quienes los habitan.

La película también aborda la fascinación de Hollywood por la juventud eterna, donde las actrices mayores a menudo son relegadas a papeles secundarios o directamente se prescinde de ellas. En este contexto, la «sustancia» se convierte en una alegoría de la Cirugía Plástica y los tratamientos antienvejecimiento que prometen restaurar lo perdido y que demandan un alto precio, no solo económico, sino también emocional y físico.

La cosificación del cuerpo femenino

Uno de los subtemas de La sustancia es la cosificación del cuerpo femenino y cómo esto se exacerba con el paso del tiempo. La película explora las consecuencias psicológicas y sociales que tienen el hecho de valorar a las personas exclusivamente por su apariencia física. Muestra cómo la presión por mantener un ideal de belleza lleva a la protagonista a perder el control sobre su cuerpo, alienándola de su propia identidad.

El horror corporal como símbolo de desequilibrio

Coralie Fargeat utiliza elementos del body horror para enfatizar las consecuencias de las transformaciones extremas. A medida que el cuerpo de la protagonista comienza a deteriorarse, se muestran imágenes perturbadoras que simbolizan la desconexión entre el cuerpo idealizado y el cuerpo real. Estas escenas recuerdan clásicos del género como El hombre elefante y La mosca, donde las transformaciones físicas reflejan conflictos internos y sociales.

La transición entre el «cuerpo perfecto» y el «cuerpo monstruoso» también sugiere una crítica a cómo la sociedad demoniza el envejecimiento y las imperfecciones. En lugar de aceptar estas transformaciones como algo natural de la vida, se presentan como algo que debe ser combatido, incluso a costa de la salud o la estabilidad emocional.

Una crítica al sistema de valores contemporáneo

Aunque la película utiliza “el horror” para abordar estos temas, también se puede interpretar como una crítica al sistema de valores actual. Al destacar los peligros de perseguir ideales estéticos a cualquier precio, La sustancia cuestiona la forma en que la sociedad define el éxito y la valia personal. La protagonista no solo busca rejuvenecer por vanidad, sino también para recuperar su lugar en un mundo que valora más la apariencia que el talento o la experiencia.

Esta crítica no se limita a Hollywood. En una era dominada por las redes sociales y los filtros digitales, los ideales de belleza son más accesibles y también más opresivos que nunca. La película se convierte así en una advertencia sobre los efectos deshumanizantes de estas presiones.

La sustancia es una reflexión sobre el coste físico y emocional de perseguir unos ideales de belleza poco realistas. A través de una narrativa que combina sátira, drama y horror corporal, la película ofrece una crítica a la cosificación del cuerpo femenino y a las expectativas culturales que perpetúan esta dinámica. Hace plantear a los espectadores la siguiente pregunta: ¿hasta dónde estamos dispuestos a ir para cumplir con los estándares de belleza de la sociedad?

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