Las mamas durante el embarazo y la lactancia sufren transformaciones. A medida que va creciendo el bebé; va cambiando el cuerpo de la mujer. El organismo de la madre se va adaptando a las necesidades del hijo: crece el útero, se expanden la cadera y la caja torácica y aumentan de tamaño los senos. Estas alteraciones a lo largo de la gestación las provocan las hormonas femeninas (el estrógeno y la progesterona) que, entre otras cosas, preparan a la madre para la lactancia.
Las mamas en el primer trimestre de embarazo
En el primer trimestre de embarazo crecen los pechos, normalmente incrementando una talla o dos más de sujetador. Por eso, es recomendable utilizar un sostén especial para embarazadas; sin costuras, con tirantes anchos, de un tejido suave y transpirable.
Al aumentar los senos de tamaño, se estira la piel, pudiendo provocar tensión mamaria, picazón e incluso estrías. En la mayoría de los casos, el dolor remite tras superar el primer trimestre, pero algunas veces dura hasta el momento del parto. Para controlar el tema de las estrías conviene hidratar los pechos.
Al llegar más sangre a las mamas, pueden surgir venas azuladas bajo la piel. Los pezones y las areolas también se transforman, pues se vuelven más oscuros.
Las mamas en el segundo trimestre de embarazo
En este periodo, las glándulas de las areolas (los tubérculos de Montgomery) se hacen más grandes, se intensifican de color y se vuelven irregulares. Estas secretan un aceite que protege contra el dolor y las infecciones cuando se inicia la lactancia. Los científicos piensan que este líquido es similar al amniótico y que sirve para guiar al recién nacido hacia los pezones en el momento en que empieza la lactancia.
Lo normal es que sobre la semana 15 del embarazo se activen las células de la leche y en la semana 22 se inicie su producción. Sin embargo, el cuerpo reabsorbe esa leche porque las hormonas del embarazo evitan que se acumule o se produzcan pérdidas.
Las mamas en el tercer trimestre de embarazo
La leche materna está preparada antes de que nazca el bebé. Por eso, durante las últimas semanas de embarazo los pezones comienzan a secretar la primera leche llamada calostro. Se trata de un líquido amarillento rico en proteínas y sales minerales, pero con poca lactosa. Para evitar manchar el sujetador es conveniente colocar unos discos absorbentes.
Si la futura madre tiene los pezones planos o invertidos, se aconseja colocar unos formadores de pezones dentro del sujetador para intentar sacarlos. Si no, le será muy difícil al recién nacido agarrarse y comenzar a mamar.
Durante estos últimos meses es normal sentir los pechos pesados o doloridos. Esta sensación puede mejorar usando un sujetador para dormir.
Al final del embarazo, no solo el pecho de las madres habrá aumentado una o dos tallas, sino que la caja torácica se habrá expandido para dejar espacio al bebé. Hay muchos cambios en el cuerpo de la mujer que facilitan el bienestar del niño y que, una vez que ella ha dado a luz, suelen volver a ser como antes.
Las mamas durante la lactancia
Mientras se está dando de mamar los pechos, el pezón y la areola suelen agrandarse. También es normal sentir algo de dolor y tensión en las mamas durante ese periodo, pero eso no indica que haya ningún problema. Sin embargo, si el dolor se prolonga más de una semana o se nota quemazón, puede existir una infección. En ese caso, conviene consultar con el médico.
Las mamas tras el destete
En el momento en que el bebé deja de mamar, el pecho vuelve a su estado inactivo, invirtiéndose el proceso de la lactancia. Lo habitual es que en un plazo de tres meses los senos recuperen su tamaño original. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cada vez que la mujer esté embarazada se producirán los mismos fenómenos en su cuerpo: aumento de senos y demás.
Las mamas tras el embarazo y la lactancia
Es normal que los pechos queden descolgados tras el embarazo, sobre todo, cuando se han tenido varios hijos. El periodo de gestación implica continuos cambios físicos en la mujer para adaptarse a las necesidades del bebé. Durante la lactancia cambian los senos, el pezón y la areola.
Es en ese momento cuando las mujeres piensan en recurrir a la cirugía plástica para levantar sus pechos. Este problema se soluciona mediante una técnica quirúrgica que se denomina mastopexia. También se conoce como “lifting de senos” porque elimina la piel sobrante además de endurecer los tejidos adyacentes y reafirmar el contorno de los senos.
Si tras uno o varios embarazos no se halla satisfecha con su figura puede consultar con un cirujano plástico. Este le ayudará a recuperar la firmeza de las mamas y volver a tener el cuerpo de antes de dar a luz.
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