Se ha hablado mucho de las medidas ideales en los hombres y mujeres. Veamos hoy cómo es esa mujer ideal, dentro de los cánones de belleza más perfeccionistas claro ya que una mujer tal cual es, siempre ideal . Estas medidas han ido cambiando en el tiempo y sobre todo han sido diferentes según culturas y regiones. Es verdad que en un mundo cada vez más globalizado también los ideales de belleza se transmiten y contagian cada vez más rápidamente de unos a otros. Vamos a repasar los cánones de belleza en diferentes épocas y contextos.
Los criterios de belleza 90 – 60 – 90 del siglo XX
Estas fueron las medidas de referencia durante gran parte del pasado siglo, el pecho tenía que medir lo mismo que las caderas y la cintura tenía que ser de “avispa”. Pero claro no es lo mismo lucir un cuerpo 90 – 60 – 90 con una estatura de 1,60 que con una estatura de 1,75, en el primero de los casos estaremos viendo a una mujer más bien voluptuosa, mientras que en el segundo veremos a una mujer mucho más estilizada.
Un reciente estudio de la universidad de Texas y de la universidad de Cambridge llegó a la conclusión de que más que una medida en concreto de la cintura y las caderas lo que de verdad se percibía como más bello según los gustos de los hombres anglosajones era la proporción que hubiera entre estas dos partes del cuerpo, siendo esta proporción de 0,7 la ideal. La medida del busto, eso sí, ha de ser aproximadamente la misma que la de las caderas. Así unas medidas más ajustadas al gusto actual según este estudio podrían ser 85 – 60 – 85 o bien 90 – 63 – 90.
A parte de estos valores clave, existen otros que también se toman como referencia:
- Las pantorrillas.- Tendrán que medir aproximadamente de 10 a 15 centímetros menos que los muslos.
- Los tobillos.- Tendrán que medir unos 10 centímetros menos que las pantorrillas.
- Las muñecas.- Deben ser aproximadamente la mitad que la parte superior de los brazos.
Los concursos de belleza y la extrema delgadez
Las medidas anteriores por supuesto no concuerdan con la imagen de las modelos que sobre todo hasta hace unos pocos años predominaban en las pasarelas. Se fue pasando de una razonable talla 38 a un predominio de la talla 36 y luego a la 34. En estos momentos nos encontramos con que muchos grupos feministas y también desde los gobiernos se insta a prohibir que se exhiban estos cuerpos como prototipos debido sobre todo a la frustración que lleva a muchas mujeres a entrar en la anorexia para imitarlos. Habría que indicar que las feministas por supuesto en primer lugar están en contra de los concursos de belleza ya que consideran que se está tratando a la mujer como un simple objeto en ellos.
De momento lo que sí que se ha conseguido, aparte de consensuar una talla 36 como mínimo para las modelos, es que se vayan popularizando concursos de belleza alternativos en los que las mujeres que hacen de modelos sean de tallas grandes y extra grandes.
Las proporciones griegas
En la antigua Grecia se consideraron una serie de normas sobre todo en lo que a la escultura se refería para representar los cuerpos humanos donde lo que más se estimaba era la simetría, la proporción y la armonía de los cuerpos que saldrían como resultado de estrictos cálculos matemáticos:
- Según Policleto el cuerpo tenía que medir 7 veces la cabeza para ser bello y un siglo más tarde (en el IV a.C.) Lisipo lo dejo establecido en 8 veces. Esta diferencia según Plinio el Viejo se debía a que en un principio se tendía a representar al hombre y la mujer tal como eran, mientras que con el canon de Lisipo se tiende a hacer una representación más idealizada (y más estilizada).
Por supuesto no solo se fijaba la proporción entre el cuerpo y la cabeza, esta última servía como medida para las otras partes del cuerpo, de forma que las rodillas quedarían a una altura de dos cabezas (según Lisipo) y los glúteos a cuatro cabezas del suelo por su parte central, etc.
También los egipcios con anterioridad hicieron algo parecido pero en vez usar la cabeza como referencia tomaron el puño, así un cuerpo debía de tener 18 puños de altura.. - Con posterioridad Euclides empezó a investigar “el número áureo” representado con la letra “Phi” en honor a Fidias, un número irracional cuyo valor es 1,61803398… (se tiene conocimiento de civilizaciones más antiguas como la Babilonia y la Asiria que ya hacían uso de este número) Este número parece estar presente en las proporciones humanas, así como en disciplinas artísticas como la música donde también aportará belleza y por supuesto en las matemáticas. En torno a el número Phi y las proporciones áureas se han seguido haciendo multitud de estudios a lo largo de la historia, como es el caso del “hombre de Vitrubio” de Leonardo.
Los cánones de belleza en la antigua China
En China el ideal de belleza se distanció radicalmente del occidental, siendo consideradas virtudes como la rectitud y la amabilidad tan importantes como la apariencia exterior, donde uno de los aspectos más apreciados era el que la mujer tuviera los pies muy pequeños .
Además de los pies pequeños también se apreciaba que la mujer tuviera los ojos grandes y brillantes, los labios rojos, el pelo perfecto peinado en un moño, el cutis blanco y los brazos delgados al igual que los dedos y la cintura.
Las mujeres bellas en Nigeria
Pero hay pueblos en el mundo con visiones todavía más distanciadas que la de la antigua China. En muchas partes de África y en concreto en Nigeria las mujeres que pueden acuden a centros especializados para que las engorden, sobre todo antes de casarse, esto representará un mayor estatus social para el marido, al cual no se podrá acusar de que no tiene dinero para alimentar bien a su esposa y ella se sentirá orgullosa y se verá más saludable.
Conclusión
Quizás las medidas de la mujer perfecta no existan y deberíamos tal vez hablar de armonía y felicidad y no puedo por menos que citar a Audrey Hepburn, quien dio el concepto de belleza para mí más adecuado:
“Las mujeres felices son las más bonitas”
En una frase tan corta se resume lo que se debería perseguir y esto no es ser el mejor en uno u otro aspecto, en este caso la belleza, sino el estar a gusto con uno mismo y con lo que te rodea. En la medida que se consiga esta “felicidad” se transmitirá a los demás una belleza superior.