La nariz es uno de los rasgos de la cara con los que las personas suelen estar más disconformes. Unas veces se debe a que el apéndice nasal es demasiado grande y, en otras ocasiones, por encontrarse torcido. Es posible mejorar su aspecto mediante una operación de Cirugía Plástica denominada rinoplastia.
¿Existe la nariz perfecta?
El concepto de la perfección es relativo y, sobre todo, subjetivo. Depende de la moda, de la época, de la cultura y del lugar. Por ello, lo que en un momento se consideró bello va variando con el paso del tiempo. Ha habido décadas en las que se estilaban las mujeres con curvas y, otras, en las que gustaban las planas. Lo mismo ocurre con los rasgos de la cara, los gustos van cambiando sin problemas.
Como es habitual, se suele querer lo que no se tiene. En general, en Occidente deseamos una nariz pequeña y los ojos rasgados, mientras que en Oriente entienden la belleza como lo contrario, se pirran por las narices grandes.
Una historia de narices
Partiendo de que la perfección se mide de distinta manera según el lugar y el momento, si lo evaluamos desde nuestro punto de vista, en nuestro continente una nariz perfecta hoy en día sería aquella que es pequeña y recta.
A lo largo de la historia el concepto de perfección de la nariz ha ido cambiando:
- En la antigüedad, una nariz grande se consideraba como un signo de virilidad. De hecho, Virgilio relata en La Eneida que se castigaba a los hombres adultos con el “desnarigamiento”.
- La nariz griega, es decir, sin angulación con respecto a la frente, se consideraba lo más. Sin embargo, esta era difícil de encontrar en la realidad, prácticamente solo existía en las representaciones artísticas.
- En la cultura romana, sucedía lo contrario, se preferían las narices más reales, con una punta más ancha y carnosa.
- Entre los mayas gustaban las narices largas y así eran representadas.
- En el siglo XIV se llegó a la conclusión de que quitar las narices era un signo de superioridad entre culturas. Por eso, se agredían las esfinges egipcias, dejándolas sin sus apéndices nasales. Esto ha sido una constante a lo largo de la historia y es frecuente ver en museos esculturas que han sido objeto de este tipo de violencia.
- El gran hombre del Renacimiento, Leonardo da Vinci, en su búsqueda de la belleza en el arte, estudió las proporciones humanas y llegó a la conclusión de que la perfección iba de la mano de las relaciones entre todos los elementos.
- El doctor Gregorio Marañón, que pertenecía a la generación de 1914, insistía en que la virilidad dependía del tamaño de la nariz. Pensaba que para medir el grado de capacidad sexual de una persona no hacía falta que se desnudara, solo había que observar los rasgos de su rostro.
- Durante la década de los 50 del siglo XX se puso de moda la nariz de Hedy Lamarr. Ella marcó tendencia y todas las mujeres acudían a las consultas de los cirujanos plásticos con la foto de la actriz e inventora austriaca para que imitaran su apéndice nasal.
- En los años 80, las narices con la punta elevada estaban en boga. La actriz americana Kim Basinger y la modelo alemana Claudia Schiffer fueron sus máximos exponentes.
- Actualmente, Bella Hadid es la que ostenta el título mundial de rostro prefecto, incluida su nariz. Los rasgos de esta guapa modelo son imitados hasta la saciedad.
¿Cómo conseguir la nariz perfecta?
Si no se posee una nariz perfecta, se puede conseguir a través de la Cirugía Plástica. La rinoplastia es la operación que ayuda a corregir y a retocar el apéndice nasal. Mediante esta intervención no solo se mejora su aspecto, sino que también se arreglan los problemas respiratorios derivados de la desviación del tabique nasal.
La rinoplastia es una de las operaciones más comunes y con un mayor grado de satisfacción, dado que el resultado supone un cambio radical. Con esta cirugía se reduce el tamaño de la nariz, se cambia la forma de la punta y del puente nasal. Pero no solo atiende a cuestiones estéticas, sino también médicas. En muchas ocasiones, se realiza para reparar deformidades originadas por una lesión o para corregir alguna anomalía congénita.
La cirugía consiste en realizar una incisión en el interior de las fosas nasales, aunque algunas veces se efectúa desde el exterior. Si lo que se quiere es reducir el tamaño del apéndice nasal, habrá que dar forma al hueso, rompiéndolo. Se precisa anestesia general o local, dependiendo de la envergadura y complejidad.
Si no le agrada el aspecto de su nariz o tiene dificultades para respirar, acuda a la consulta de un cirujano plástico. Este profesional le podrá explicar el procedimiento de la rinoplastia y le aconsejará lo mejor en su caso.
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