La mama ptósica se caracteriza por el descenso inferior y lateral de la glándula mamaria y del complejo areola-pezón. En las etapas tempranas de ptosis, ambos descienden a la misma velocidad. Sin embargo, en las etapas más avanzadas hay un descenso mayor del pezón y la areola que de la glándula. Por lo tanto este se coloca mirando hacia abajo, en lugar de estar centrado en el punto de máxima proyección de la mama, como en la mama joven. Al desplazarse el tejido mamario hacia abajo, la zona superior de la mama se queda más plana con una pérdida significativa de volumen. La piel se vuelve redundante, laxa y poco elástica y la mama tiene un aumento considerable sobre la pared torácica.

Aunque indudablemente las mamas grandes muestran cierto grado de ptosis, esta se relaciona más con una combinación de pérdida de volumen y deterioro del sostén cutáneo. Comúnmente, la primera es resultado de una pérdida significativa de peso, atrofia postparto o involución postmenopaúsica. La gravedad ejerce un tirón ptósico continuo de la mama alargando los ligamentos que la sostienen y estirando la piel. Las prótesis mamarias muy grandes y pesadas contribuyen a la ptosis. La calidad de la piel es influida por varios factores, entre ellos el envejecimiento. Al adelgazarse la piel, el sostén natural deja de ser eficaz y la mama cae.

La mastopexia es un procedimiento quirúrgico que intenta revertir la progresión normal de la ptosis mamaria, por tanto, restaura la mama a una forma más joven. De hecho, algunas mamas nunca tienen una apariencia de plenitud, sin ptosis, ni durante la juventud. Para el tratamiento de la ptosis mamaria no solo son importantes las características anormales de la mama de la paciente sino también sus deseos y expectativas.

Los objetivos de la mastopexia son: reposicionar el complejo areola-pezón y la glándula mamaria, optimizar su contorno y su volumen, eliminar la piel sobrante y tensar el sostén cutáneo, así como proporcionar a la mama soporte de forma duradera. La técnicas de la mastopexia, que se han desarrollado en forma paralela a la evolución de los procedimientos de reducción mamaria, también se usan para tratar deformidades congénitas (mamas tuberosas o tubulares), corregir asimetrías (congénitas o adquiridas) y optimizar los resultados estéticos tras retirar los implantes en las mamas aumentadas.

No. Tan pronto como este procedimiento se completa, las fuerzas ptósicas como la gravedad y el envejecimiento restablecen su ataque inexorable sobre la mama.

• La mastopexia requiere que las incisiones se realicen sobre la mama siendo a veces muy extensas en función de la técnica utilizada.
• Los efectos de la cirugía son sólo temporales, pudiendo repetirse con el paso de los años si es preciso.
• La piel de estas mamas ptósicas es con mucha frecuencia delgada, de calidad deficiente y falta de elasticidad, con lo que constituye un mal soporte para la mama y a veces presenta disminuido el aporte sanguíneo, lo que puede traducirse en un retardo en la cicatrización.
• El aplanamiento de la zona superior de la mama no puede rellenarse simplemente con la mastopexia, por lo que a veces tenemos que asociar la colocación de un implante para corregirlo.
• Aunque la mastopexia proporciona una mama más levantada, al reposicionar el tejido mamario y extirpar la piel sobrante la mama parecerá más pequeña. Este problema también se soluciona colocando un implante.

El tamaño y el contorno mamario pueden aumentar y mejorar con la adición de un implante. Es interesante saber que este también aumenta la longevidad de los efectos elevadores de la mastopexia y con frecuencia reduce la extensión de las cicatrices necesarias para realizar una cirugía adecuada. Sin embargo, la envoltura de la piel en una mama ptósica puede no ser capaz de soportar de manera
adecuada el peso y expansión posible de un implante. Por eso es recomendable utilizar implantes de un volumen y peso moderados. La mama elevada sin la utilización de un implante puede perder también cierto grado de proyección además de volumen.