Una nariz de cine

Cirugía, Estética, Nariz

Una nariz de cine es lo que desea tener todo el mundo. Las actrices y los actores de cada época marcan tendencia. No se puede negar la influencia de la gran pantalla en la gente de la calle. No solo se imita su forma de vestir, de peinarse, de comportarse, ellos también imponen los cánones de belleza. Es normal que los cirujanos plásticos reciban el encargo de: la nariz de…, la boca de…, los pómulos de… o los pechos de…

Una nariz de cine

En este post vamos a centrarnos en la nariz de Hedy Lamarr, copiada hasta la saciedad. Hedy fue un icono de Hollywood, una auténtica “influencer”.de antes y de ahora. Actrices como Joan Crawford, Jean Bennet o Claudette Colbert comenzaron a teñir su cabello de negro con el objeto de parecerse a ella. Otras más actuales como Dita Von Teese reconocen que tienen a Hedy como modelo de estética retro.

Una nariz de cine: La nariz Lamarr

Hedy Lamarr, considerada una de las actrices más atractivas de la historia del cine, ha sido todo un referente en la Cirugía Plástica. Tanto es así, que a su nariz se le denominó “La nariz Lamarr”. Bella entre las bellas, muchos se referían a ella como “Hedy, la mar de guapa”.

La actriz nació en Viena como Hedwig Eva Maria Kiesler en el seno de una familia burguesa. El padre deseaba tener un hijo y el médico, para quitar hierro, le anunció que Hedy era una niña saludable. La describió como bonita, sin nariz, con una cara redonda y dos agujeros en medio. Nadie tenía idea de lo que iba a suponer ese apéndice nasal…

Hedy era judía por los cuatro costados y, sin embargo, su nariz estaba en perfecta armonía en su cara. Su imagen fue tan popular en América que aparecía en millones de anuncios de publicidad. Eso hizo que los cirujanos plásticos no dieran abasto para efectuar miles de rinoplastias con el perfil de Hedy.

Fue admirada por actores, actrices, diseñadores y escritores. Erroll Flyn la definió como “una mujer única”, Ingmar Bergman se inspiró en ella cuando realizó Un verano con Mónica. Manuel Puig claramente pensaba en ella al escribir su novela Pubis angelical. George Sanders, su compañero de reparto en su archiconocida Éxtasis, manifestó: “Creo que Hedy es una de las actrices más subestimadas, una que no ha tenido la suerte necesaria de conseguir los papeles más deseables. La he visto hacer algunas cosas brillantes. Siempre pensé que tenía un gran talento, y en lo que respecta a la belleza clásica, no podrías entonces, ni tal vez ni siquiera ahora, encontrar a nadie que supere a Lamarr”.

Aun cuando Hedy se retiró, la siguieron utilizando como imagen de marca. Como en muchas ocasiones no le pidieran permiso para ello, les denunció. En el año 1974 demandó a Mel Brooks por llamar Hedley Lamarr a un personaje de su western Sillas de montar calientes. En los años 1998 y 1999 Corel usó su imagen para comercializar las versiones 8 y 9 de CorelDraw. La actriz consiguió doblegar a la multinacional norteamericana y la tuvieron que indemnizar fuertemente.

Hedy lamarr, actriz e inventora

Hedy Lamarr además de ser una espléndida actriz, fue inventora e hizo grandes aportaciones a la Ciencia. Tuvo una educación exquisita y, por ello, poseía una gran cultura literaria, musical y artística. Además de pintar, coleccionaba Arte Moderno. Era políglota y considerada superdotada por sus profesores.
En 1937 Lamarr huyó de su Viena natal para establecerse en París. Allí conoció a Louis B. Mayer, dueño de la compañía americana de producción y distribución de películas Metro Goldwyn-Mayer. Este le ofreció un contrato de siete años en Hollywood y ella aceptó.

Su vida amorosa fue muy intensa: seis maridos y seis divorcios. Sin embargo, parece que el hombre más importante de su vida resultó ser su padre. Hedy dijo: “No me avergüenzo de declarar que no he conocido ningún hombre comparable a mi padre y que nunca amé a ningún hombre tanto como a él. En su despacho había un escritorio, cuando era niña. Me volvería a sentar debajo, como si estuviera en escena y representaría cosas tales como las fantásticas historias que entonces mi padre me contaba”.

La actriz comenzó sus estudios de ingeniería, pero los tuvo que abandonar porque no podía compatibilizarlos con su carrera artística que duró 28 años. Hizo muchas películas y solo entre 1940 y 1949, grabó 18.

Finalmente, el trabajo de actriz la aburrió y decidió volver a la Ciencia. Lamarr desarrolló inventos de lo más dispares. En 1942 patentó un Sistema de comunicación secreto que era una versión temprana del salto en frecuencia. La técnica consistía en modular señales en espectro expandido para cambiar entre 88 frecuencias. Se diseñó para construir torpedos teledirigidos por radio y que no los pudieran detectar los enemigos. Pensaban utilizarlo en la Segunda Guerra Mundial, pero al final no. Hecy tuvo que esperar hasta 1962, cuando lo aplicó el ejército de EEUU en la crisis de los misiles en Cuba.

Otros inventos de Hedy fueron: una versión mejorada de los semáforos y una pastilla para crear una bebida gaseosa. Pero, sin duda, el más importante de todos fue el desarrollo de un sistema de interconexión que ha sido la base del WIi-Fi, el Bluetooth y otras tecnologías actuales.

Por eso, el 9 de noviembre, fecha de nacimiento de Hedy Lamarr, se conmemora el Día del Inventor o, mejor dicho, de la Inventora.

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